
El deporte profesional hace lo imposible por reducir las pérdidas millonarias consecuencia del Covid19. Reducción de sueldos, venta y cesión de jugadores, nuevas vías de ingresos y más dinero por patrocinio.
para algunas empresas la balanza de ganancias aumentó y quizá busquen la estrategia de ligarse al deporte para absorber las emociones genera.
Dicen los expertos del marketing deportivo que no se venden campeonatos sino emociones. Entonces la industria del deporte le ha puesto precio a las emociones en diferentes formatos: derechos de transmisiones, vender el nombre del estadio, y espacios publicitarios en el jersey y lo digital. Las empresas que invierten en el deporte conocen bien cuánto valen esas emociones, que ganan y si es que no, cuánto pierden.
Tal vez ese ejercicio de finanzas básicas deberíamos hacerlo en nuestra vida personal. ponerle un valor a nuestras emociones aunque parezca imposible.
¿cuánto vale emocionalmente cumplir un sueño? ¿cuánto perdemos si algo no es como lo planeamos? conocer el valor de terminar una carrera, realizar un viaje o enamorarse. Si le diéramos valor a lo intangible sabríamos, quizá, como va el balance de nuestras vidas, cuánto hemos perdido y cuánto hemos vivido.