
Los seres humanos nos complementamos, desde que nacemos pertenecemos a una familia, un círculo de amigos, un colegio y una ciudad. En Vinci, una pequeña localidad a 50 kilómetros de Florencia italiano nació Leonardo di ser Piero, un joven que con el tiempo aprendió a pintar y su inquietud la llevó a la maestría hasta convertirse en una de las figuras más importantes de Italia, del renacimiento y de la historia, hoy todo mundo conoce a Leonardo da Vinci.
y con tal maestría que se adentra en la historia de la ciudad a tal punto de que no podemos saber si Nápoles es más de Maradona, o Maradona más de Nápoles. Están unidos entre sí como la ciudad con la pizza, el mar y el monte Vesubio. En la ciudad sigue vivo el recuerdo, en las calles y los bares siempre está presente la imagen del 10, se le venera y se reza cada día.
donde los de arriba lo tenían todo, riqueza, esplendor y campeonatos. Nápoles al sur, el contraste, barrios humildes, contrabando y sequía de títulos.
Las vitrinas del cuadro azul tenían dos copas de Italia y 60 años de sequía, Maradona se convirtió en la joya añorada del equipo napolitano, un Pelusa artístico que llevó al club a su época dorada, alimentó de gloria el hambre de triunfos que tenía el pueblo y convirtió a Nápoles en el epicentro del fútbol mundial a finales de los ochentas.
Maradona dejó a los azules al primer año de los noventas con 115 goles que valieron dos Scudettos, una Copa UEFA, una Coppa Italia, una Supercopa Italiana y un amor correspondido, en el corazón Maradona siempre estará Nápoles, y en el corazón de muchos napolitanos está Diego.
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